Galerías

Representaciones, mujeres, historias

La siguiente serie de “autorretratos” literarios de mujeres fue resultado de un trabajo realizado con el pintor Pablo Szmulewicz de julio a septiembre de 1999. En un principio nos propusimos elaborar un enigma que estuviera presente de diversa forma en cuadros y textos, pero pronto optamos por un procedimiento que, sin excluir el misterio, eludiera el artificio y la superficialidad del mero acertijo. Sobre una idea del pintor cuyo leitmotiv fueron retratos de mujeres (una por obra), situadas contra un fondo de gobelinos, frescos, cuadros o vitrales, y rodeadas de diversos objetos, animales (gato, lince, lobo), así como de otros elementos significativos -para hacer jugar en contrapunto figura y fondo, al tiempo que enriquecer la dialéctica entre literatura y pintura-, busqué crear imágenes, arquitecturas de palabras, historias personales e identidades de lenguaje capaces de conservar autonomía como textos independientes y dialogar a la vez en forma eficaz con los cuadros. Textos suscitaron telas y telas suscitaron textos, aunque hubo cuadros que no fueron acompañados por escritos y viceversa, debido a que trabajamos a veces confluyendo y otras en paralelo, alternativamente. En el transcurso de la tarea se tomaron en cuenta y se incorporaron sugerencias recíprocas, lo que a veces introdujo modificaciones en una u otra área de trabajo y generó nuevos textos y telas.
Caso aparte, por alejarse del esquema básico, resultaron “Isagoge”, referido a un cuadro que cita a otros cuadros famosos en lo que semeja un vasto escenario de batalla, y “Mascarón de proa”, una figura de mujer sobre una barca en exteriores.
La muestra “Espejo de enigmas” se presentó en octubre de 1999 en la Galería Vértice de la ciudad de Guadalajara. Por sus muros desfilaron escenas, personajes y situaciones que parecían salir de las galerías de los sueños. Entre los diversos retratos de mujeres con historia se mezclaron carruseles, amazonas, figuras extraídas de diferentes épocas y culturas pero ubicadas en un espacio atemporal, representaciones de representaciones, máscaras, fondos de frescos despintados, felinos, faunos y bacantes. Convivieron ángeles-heraldos con hombres de medioevo junto a jóvenes semidesnudas, polípticos cuyos bordes eran goznes de una intercambiable continuidad multifacética y barcos náufragos de barroquismo. Se crearon así ámbitos donde contrastaron de modo feliz la definición de la imagen, convincente de veracidad, con una atmósfera de fantasía, generando un viaje intenso y maravilloso por los palacios de la memoria.