Siempre quise que el hombre que me amara no fuera de aquellos que se jactan de extraer de las mujeres sus máximas posibilidades de realización.
Esos voluntariosos feministas son el ejército de salvación del tedio y una fuente inagotable de culpas y obligaciones.
Resulté fea, pero tengo mi estilo. Sé muy bien lo que puedo dar y sería feliz con mucho menos.
“Soy tuyo”, me decía el cabrón, pero le hablaba a su fantasía. Y yo no soy una fantasía sino un pedazo de carne con ojos.
Como la mujer colgada de la pared, odio que se fijen en la maestría de la pincelada y el equilibrio cromático en lugar de mirarme.
Los años pasarán y entonces nadie en verdad verá la obra y no importará tanto la consagrada técnica pictórica sino mi realidad disecada por el arte.
A los amigos de los barrios, los amores y las revoluciones
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Acerca del autor
Biobibliografía
Eduardo Lucio Molina y Vedia (Buenos Aires, 1939), como otros muchos escritores, viene del periodismo. Éste, su primer libro, reúne textos elaborados durante las últimas dos décadas. Incluye desde cuentos hasta los autorretratos femeninos de la sección “Galerías” y un ejercicio de mimesis borgiana, Vindicación de El nombre”, sugerido por un curioso episodio con motivo del día de los inocentes de 1984. Molina y Vedia inició su trayectoria en 1958 en “El Territorio” de la ciudad de Resistencia y ocupó en Buenos Aires jefaturas de sección en el semanario “Primera Plana” y el diario “La Opinión”, entre otras publicaciones. En México desde 1977, colaboró en periódicos y revistas, tradujo una veintena de libros, dirigió “le Monde diplomatique en español”, se desempeñó como corresponsal de la agencia Inter Press Service y fue jurado en 1983 del Premio de Traducción Literaria Alfonso X. Algunos de sus cuentos fueron publicados en la revista argentina “Utopías del Sur” y en las mexicanas “Plural”, “Topodrilo”, “El Alfil Negro”, “Revista de la Universidad Autónoma del Estado de México”, “Filo rojo” y “Andamio”, así como en una plaquette de Editorial Mixcóatl.
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