A los amigos de los barrios, los amores y las revoluciones

Eduardo Lucio Molina y Vedia
eduluc_2000@yahoo.com.mx

Guerrera

Podría estar en mi hora alta, sobrevolando en helicóptero el estadio de Huracán para arrojar volantes de compartida indignación por la masacre de Trelew sobre la multitud del clásico. Pero estoy aquí, en el café de costumbre, el de cualquier año o ciudad, escanciando mi capuchino habitual, presagiando el encuentro o la aventura que me aguarda tras la espera, con la revista y el llavero sobre la mesa, la absurda contraseña en la memoria (por las dudas que ésta sea una cita de trabajo), enfundada en mi abrigo lila, la boina azul y la mascada ocre.
Me llamo verdaderamente Diana Guerrero, graduada en ciencias sociales de la Sorbona, descuartizadora de Los Siete Locos, periodista y guerrillera subversiva de subvertir el orden.
Para mí la lucha armada no es la forma superior del deporte sino la comadrona de la historia.
Cuando me secuestraron, torturaron y asesinaron los militares en el 76 intuía, sin dar tregua, el colapso que se insinuaba en la globalización tecnológica y el caos burocrático.
Hacía el amor antes de operar para descargar adrenalina y coleccionar rostros y ternuras pero ansiaba una especiosa vida de pareja como cualquier esposa desesperada.
Me apodaron Naná y Berretín porque no captaron quizá la celebratoria hondura de mi compromiso. Conservo mi sensualidad macha y la certeza de que la revolución es un sueño eterno.
El derrumbe cayó sobre nuestros cuerpos desaparecidos.
Sé que desde la derrota muchos perdieron el sentido de la utopía pero un compañero me está escribiendo y prometo volver una y otra vez al encuentro del futuro.

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Acerca del autor

Acerca del autor

Biobibliografía

Eduardo Lucio Molina y Vedia (Buenos Aires, 1939), como otros muchos escritores, viene del periodismo. Éste, su primer libro, reúne textos elaborados durante las últimas dos décadas. Incluye desde cuentos hasta los autorretratos femeninos de la sección “Galerías” y un ejercicio de mimesis borgiana, Vindicación de El nombre”, sugerido por un curioso episodio con motivo del día de los inocentes de 1984. Molina y Vedia inició su trayectoria en 1958 en “El Territorio” de la ciudad de Resistencia y ocupó en Buenos Aires jefaturas de sección en el semanario “Primera Plana” y el diario “La Opinión”, entre otras publicaciones. En México desde 1977, colaboró en periódicos y revistas, tradujo una veintena de libros, dirigió “le Monde diplomatique en español”, se desempeñó como corresponsal de la agencia Inter Press Service y fue jurado en 1983 del Premio de Traducción Literaria Alfonso X. Algunos de sus cuentos fueron publicados en la revista argentina “Utopías del Sur” y en las mexicanas “Plural”, “Topodrilo”, “El Alfil Negro”, “Revista de la Universidad Autónoma del Estado de México”, “Filo rojo” y “Andamio”, así como en una plaquette de Editorial Mixcóatl.